martes, 1 de octubre de 2013

Mi traslado

Comenté en un post anterior que con mucho esfuerzo me había derrotado y como parte de esa derrota emocional, había decidido irme de la institución donde trabajo y parece que se me va a cumplir, estamos a espera de un convenio que me permitirá trasladarme en calidad de préstamo a otro sitio en la administración pública donde tendré, espero, la oportunidad de un nuevo comienzo, de aprender de los errores y aciertos que he tenido en la actual y sobre todo, de crecer como profesional.

Por una parte me invade una sensación de felicidad, de que iré a una temática de la que no conozco mucho pero que me gusta, que iré a una institución donde el trabajo sí está más ordenado y tienen un norte claro, pero por otro, (siempre hay un pero), me invade la nostalgia de tantos años al lado de gente linda, que es mucha, que entienden por qué me traslado, pero que también sufrirán mi ausencia, pues ya somos muchos los compañeros los que nos estamos cambiando de trabajo, algunos por terna y otros, como yo, vía convenio interinstitucional.

Nunca he sido buena para los cambios, los he odiado desde que tengo uso de razón, pero esta vez es un cambio provocado, un cambio que gracias a Dios, las autoridades de esta institución han apoyado y aunque inicialmente es hasta que se acabe la administración, tengo la fe de que sea permanente, me esforzaré en que así sea.

Quizá la decisión parezca muy radical, pero yo sé que di lo mejor de mi siempre, que fui a veces más allá del deber y que tuve pequeños logros, como un folleto institucional, y una reorientación del Plan de Trabajo del Departamento, sólo que estos cambios tenían que ser secundados de acciones más concretas y no ha sido así, las acciones no tuvieron ni tienen continuidad y los avances en temas de información, no lograron hacerse tan sólidos como para que no fueran reversibles y recientemente, se ha vuelto al discurso tradicional, que corresponde a una institución que no somos nosotros y que no representa lo que de verdad somos...sí es que se tiene claro de qué es lo que somos.

Por otra parte, será difícil acostumbrarme de nuevo a la formalidad de las cosas, a vestir de manera formal y no con los tradicionales "legins," blusones y mocasines, a andar maquillada de lunes a viernes y en tacones, en fin, como diría Serrat, a andar arregladita como para ir de boda, pero es parte de crecer, es parte del cambio y es parte de recuperarme a mi misma, porque a medida que he caído en la inercia de la institución actual, fui despreocupándome por la presentación personal, aumenté de peso y me dediqué a sobrevivir, aprovechando los fines de semana para invernar y fui convirtiéndome en una abuelita completa, pese a que no siquiera tengo hijos, así que es momento de rescatarme y volver a ser la Silvia extrovertida, incansable y pata de perro que he sido siempre.

Todavía no hay una fecha precisa para el cambio, pero todo indica que sucederá antes del 13 de octubre, así que esperemos que para el 12, que se celebra el descubrimiento del nuevo mundo por parte de España, yo pueda descubrir también otro mundo a nivel profesional...ahí les iré contando.

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