lunes, 25 de junio de 2012

Sí es algo personal


Hoy lunes por fin entendí que la equidad de género sí es algo personal para mi y ya no por recuerdos del pasado donde mi padre borracho en las noches llegaba a pegar cuatro gritos a la casa y yo me escondía temerosa debajo de la mesa o me quedaba en mi cuarto pidiéndole a Dios que no le pasara nada a mi madre, que por dicha a esos niveles de agresión no llegó con ella, a mi una sola vez y a la menor una sola vez, pero ya estando grandes, de niñas, al menos que yo recuerde, nunca nos pegó y hasta existieron momentos felices, donde salíamos de paseo.

Pero ya en la actualidad, siendo una mujer de 43 años, veo las cosas casi de la misma manera que cuando era niña, es un tema de dignidad, de defenderse, de proteger mis derechos como ser humano y como mujer.

Esta visión de las cosas es difícil que se entienda, sobre todo en el trabajo, pues sencillamente te acusan de problemática, de que todo te incomoda e incluso algunas veces logran hacerte creer que efectivamente lo sos, pese a que cuando andás de gira te acomodás a los sitios donde dormir, donde comer, no pedís paradas especiales para nada, respetás y te hacés respetar.

Pero bueno, pese a eso, sucede que el año pasado en un pasillo del trabajo me crucé con un chofer, que es bastante patancito y me golpeó fuerte en mi brazo con su brazo y ni siquiera se disculpó, yo pensé que era un hecho aislado, pero ese mismo día me enteré de que a otra compañera de trabajo le pegó cuatro veces de la misma manera y a otra compañera le pegó una. La primera puso la denuncia y más bien salió denunciada (aunque el proceso no quedó en nada), la tercera aceptó negociar y que la cosa quedara en nada.

Yo puse la queja ante la jefa del jefe de este chofer, ya que estaba bastante indignada y la respuesta verbal que tuve de ella en ese entonces fue que a las personas que estábamos interinas y éramos problemáticas nos despedían sutilmente llamando ternas de candidatos/as para que alguien ocupara la plaza en propiedad y que la primer mujer agredida era problemática, que no me prestara para su juego, que ella y su pareja esto y lo de más allá.

En vista de esa situación, yo decidí documentar el hecho mandando un correo al jefe de este chofer y a esa jefa, que pese a ser mujer no se solidarizó con el género; en el correo narré la situación y les indiqué que con eso agotaba la vía administrativa y que en caso de que sucediera nuevamente, no dudaría en acudir a la delegación de la mujer. Además les anexé las leyes que me protegían como mujer y como funcionaria pública, por ende, nunca más me volvió a pegar.

Pero resulta y sucede, que la agresión no tiene que ser física, puede ser psicológica o también emocional, entonces no pude menos que sentirme denigrada cuando en una de mis últimas giras el año pasado, este mismo chofer, que ya me tenía cansada con su comportamiento ruin de siempre y no nos hablábamos, lo asignaron, muy a mi pesar, a una gira precisamente al sur y de camino fue diciéndole cosas a las mujeres que caminaban por la carretera, el olor a humo en el carro era insoportable, si salía para fumar lo hacía a la par de la puerta y el viento metía ese olor dentro del carro, el volumen de la radio excesivo y una serie de situaciones no violentas, pero sutiles que si me hicieron sentir denigrada como mujer, pues aunque tenemos los mismos derechos, en igualdad de circunstancias, no somos iguales a los hombres y era entendible que los otros dos compañeros, hombres, que me acompañaran, no se sintieran de la misma manera.

En ese entonces, decidí quedarme callada, pero al iniciar este año, aún sin planificación de giras, hablé de antemano con mi jefe, expliqué mi posición de no salir más con ese chofer, le comenté que ya otras personas del trabajo se habían quejado y él me dijo en ese entonces que me apoyaría, que entendía mi posición y haría valer mis derechos.

Pues bien, para la próxima semana, primera de Julio, tengo una gira de esa que se considera buena para los choferes, porque son muchos días, es al sur del país, frontera con Panamá, por ende puede uno, después del trabajo, ir a la frontera a comprarse algo; se consiguen sitios cómodos de precio para alojarse y un sin fin de beneficios que por lo general le acomodan a este chofer y a sabiendas de la situación, previo a que comenzaran las salidas hablé con mis compañeros y ahora, que se dio por un hecho que el chofer fue asignado a esta gira, ha comenzado una nueva lucha sutil por hacer valer mis derechos y de paso que quede claro que el personal de apoyo de una institución está al servicio del personal que hace el trabajo sustantivo y no al revés, pues entre todas las opciones que baraja el coordinador de servicios generales, es que yo no vaya la gira, sin importarle la planificación del trabajo e incluso las disposiciones del Jefe, que ya había conversado con este coordinador sobre el tema.

Para ir concretando la historia, porque se hace larga y por ende, ilegible, les cuento que luego de terminada la jornada laboral y de hablar por teléfono con mi mamá y otra amiga bastante ecuánime, entendí que esto de negarme a salir con un chofer en particular, exponiendo razones de peso para ello, SI ES, fue y será un asunto personal, un asunto de respetarme, de quererme como ser humano, de autoestima y por ende de dignidad, siendo todo esto parte de ser mujer y no morir en el intento, así que mañana o en días siguientes, les contaré la segunda parte, confiando en que tenga un feliz desenlace y la siguiente entrada que haga en este blog, sea de un tema más agradable o de mis angustias con las labores domésticas jaja

¡Buenas noches!

La limpieza doméstica

Ya he dicho que eso del oficio doméstico no es lo mío, lo he tenido claro desde siempre, de niña mi madre me ponía a ayudarle en la casa en vacaciones porque decía que vacaciones no era estar de vaga sino cambiar de ambiente y yo, desde que tengo uso de razón, le rehuía al tema y le contestaba: ¡si Dios hubiera querido que yo fuera ama de casa no me hubiera permitido estudiar!

Sigo sin entender cómo mi madre se tragó tal argumentación para evadir mi responsabilidad, pero lo cierto es que no pocas veces me ayudó al librarme de barrer y limpiar, a lo mucho pasaba brillo con el cepillo eléctrico, luego de que mi madre terminara de encerar.

Pues resulta y sucede que tras una diferencia administrativa con mi madre -le grité cuatro cosas a un muchacho que ella contrató porque pese a las advertencias de rigor a él y a mi madre, cometió la animalada de pintar encima de mi ropa interior casi nueva, encima con pintura verde y obvio que cuando yo descubrí la mancha en el sostén que me había costado carísimo, lo reputié y mi madre como resultado me dijo que buscara un sitio donde irme a vivir, porque ella quería paz; yo muy digna le dije: ¡de acuerdo! y en menos de una semana ya había encontrado un depa donde vivir independiente nuevamente; la primera vez había sido en Salamanca -España en el periodo 1998-1999.

Estando instalada en el depa resulta y sucede que tuve que comprar, por primera vez en mi vida, enseres domésticos: platos, cucharas, tenedores, vasos y lo peor, escoba, palo de piso, palita...  y bueno, yo me decía, asuma, no le queda otra y superado el tener que gastar eso y no en ropa de la tienda ZARA (que entonces era mi chifladura), empiezo a notar que como la cocina estaba justo a la entrada; al regreso al depa, luego del trabajo, me recibía la escoba y la pala, no había mas, porque el depa ni cuarto de pilas decente tenía. La cosa es que eso me deprimió mucho, me decía que no podía ser que mis días terminaran así, que había estudiado mucho, que había viajado, que no podía ser que mi vida se circunscribiera a los oficios domésticos, pero luego empecé a ver el vaso medio lleno y decirme: eso no era denigrante, era un tema de autoestima; me había acostumbrado a vivir en ambientes limpios y ordenados -aunque yo fuera desordenada- no podía (ni puedo) vivir de otra forma y eso implica tener que asumir las labores domésticas.

Pasado el tiempo, mi situación económica mejora y me paso a un depa más grande, además ya estaba harta de mi vecino de modales asquerosos, televisión a todo volumen y que como gran gracia, le dio por llevar los sábados a una mujer de origen nicaragüense y como todo se escuchaba de un depa a otro, apenas empezaban las risas y los silencios, yo salía "soplada" rápido para la calle, a fin de tener que escuchar una escena amorosa.

Instalada en el depa grande, de nuevo me tocó el tema de la limpieza, el depa estaba asqueroso cuando lo visité pero aseguraron que lo iban a limpiar para cuando me mudara y yo pasé algunos días limpiando, incluso con la ayuda de la empleada doméstica de una colega que casualmente resultó ser vecina y hoy somos amigas.

La Sra. esta hizo tan bien su trabajo, que decidí contratarla yo también unas horas, pero resulta y sucede que al poco tiempo, empezó a descuidar el oficio, me encontré una bolsa de cera de pisos casi llena en e basurero y se iba antes de tiempo aprovechando que yo me iba y ya le dejaba cancelado su salario, así que de nuevo va Silvita a hacer oficio, no quedaba de otra.

Pasan unas semanas y mi mamá, a través de una amiga suya, se consigue a un tipo, de origen nicaragüense, buenísimo para el oficio doméstico y entonces mis hermanas y yo lo contratamos, una incluso lo contrata para que trabaje en su oficina. Yo estaba maravillada de que fuera un hombre y no una mujer la que se encargada del oficio doméstico, pero resulta que un día, que yo decidí no salir, me dice el tipo que cuando nos tomamos la botella de tequila que tengo en mi carrito de licores... me dio tal nivel de furia por igualado y confianzudo, que le dije: ¡cuándo me case!, ese día decidí prescindir de sus servicios y prescindir de la idea de volver a contratar a alguien que hiciera el oficio por mi.

Con el tiempo este muchacho que le decíamos Floripondio empezó a descuidar su oficio en casa de mis hermanas, a descuidar el de la oficina de una de ellas y se quedó sin trabajo con la familia, la señora empleada de mi vecina, que por cierto, también es de origen nicaragüense, al tiempo decidió dejar de ser honrada y le sustrajo una importante suma de dinero a mi amiga, ésta hizo la prueba con otra cantidad de dinero, hizo lo que agentes judiciales le aconsejaban, la señora sustrajo también la otra cantidad de dinero que de repente apareció y así, comprobado el hecho, se prescindió también de sus servicios, lo cual confirma lo que mi madre decía acerca de tener personal de servicio en la casa.

La cosa es que desde entonces, unas veces con mas o menos ganas, yo no delego en nadie los oficios domésticos, pero ahora que me he mudado a un depa mas pequeño, enfrento de nuevo el mismo conflicto que tenía en el primer depa: me recibe la escoba y la pala, este sitio es demasiado pequeño en comparación a los otros lugares en que he vivido y encima el piso es blanco, así que paso barriendo unas tres veces al día.

Ayer domingo, me dediqué a hacer limpieza exhaustiva y a terminar de vaciar el insecticida, porque ya entendí por qué el casero me dijo que iba a fumigar en estos días... este sitio está (estaba porque yo me he dedicado a fumigar) lleno de cucharas y toda clase de bichos pequeñitos que además de asquerosos, se notan demasiado por ser el piso blanco, entonces el bote de spray que suele durar meses, se ha acabado en menos de una semana y ya tengo planeado comprar el siguiente, que además de cucarachas, mate todo tipo de insectos.

Los días anteriores, viernes y sábado fueron días de la lavada de ropa, la famosa colada, donde me va re mal, casi tan mal como cuando intento cocinar chop suey, pero a brincos y a saltos, decidí no dejarme vencer, utilice ganchos para colgar la ropa y ahorrar espacio y periódicamente estuve revisando que ésta se secara, así que para ayer en la noche tenía casi toda la ropa seca (en Costa Rica se usa más lavadora semi automática que automática), estaba casi todo seco, hoy solamente tenía una minifalda pendiente y como ahora que vine del trabajo ya estaba seca, comencé con la lavada por segunda vez de unas camisetas que necesitan despercudirse (y las uso para las giras de trabajo) y aprovecho para ir lavando la ropa de cama que cambié ayer, pues para este domingo, todo tiene que estar debidamente seco, limpio y ordenado, porque el martes salgo de gira para el sur del país y no quiero que me pase, como esta semana, que vengo cansada de trabajar/viajar y me tengo que poner a hacer labores domésticas adicionales a la de barrer, que de esa no me escapo.

Y bueno, esas son las situaciones, junto con otras de trabajo que poco a poco iré contando, que de nuevo me hacen preguntarme ¿Cómo ser mujer independiente, trabajar fuera de casa, atender las labores domésticas tradicionales y no morir en el intento?


domingo, 17 de junio de 2012

La mudanza

Ayer sábado 16 de junio me mudé del centro de Curridabat a un barrio que se llama Vargas Araya, más cerca de mi trabajo, más pequeño, más silencioso, pero sobre todo, más barato, porque estoy en pleno proceso de construcción de mi casa, un sueño largamente añorado y que a raíz de que conseguí el año pasado la plaza en propiedad, pude tener las condiciones mínimas para un préstamo personal (porque no se vale eso de pedir a alguien que me sirva de fiador y tampoco iba a hacer una hipoteca en época de crisis).

La cosa es que esta mudanza fue planificada, poco a poco fui dejando en adopción temporal muchas de mis cosas y me traje lo que pensé que era mínimo, aunque ahora tengo un poco de cosas que tengo que llevar a la casa de mi mamá, con la esperanza que en tres meses las traslade a mi nuevo hogar, que queda en la misma propiedad que ella, pero con alguna distancia, lo suficiente como para decir que viviremos juntas pero no revueltas.

Para las 8 am llegó el camión de la mudanza y ya estaba prácticamente todo esperando en el garaje, salvo la refrigeradora, la base de la cama, un sofá cama y el carretillo de los licores, que en realidad es como para portar desayunos, pero yo quise darle un uso diferente, más decorativo que otra cosa, porque no me gusta tomar sola, entonces los licores duran y duran y duran hasta que quedando poco contenido, se los regalo a alguien.

Es increíble lo que hace la adrenalina, porque yo siendo dormilona, ese día dormí poco o nada, las semanas previas iba quitando todos los cuadros, los adornos, los libros, todo poco a poco iba acumulándose en cajas que con ayuda de amigas y con un poco de esfuerzo físico, fui dejando, no sin cierta pena, en casa de mis amigas.

Cuando llegamos al depa donde estoy escribiendo esta primer historia, fue la misma historia, los dos familiares que me trasladaron de un lugar a otro no hallaban por donde empezar, así que tocó como asumir el liderazgo, irles diciendo qué cosas bajar, qué cosas se iban donde mi mamá y luego ponerme junto con ellos a cargas cosas y meterlas en el minidepa... en determinado momento me quedé como en neutro y ellos por dicha fueron conscientes y terminaron de meter las cosas... ya eran muchos días durmiendo poco, levantándome temprano para ir al trabajo y además de lo cotidiano, tocaba hacer unas cosas extra, participar en dos cursos que demandaban también tiempo y sacar tiempo para escuchar a algún compañero o compañera contarme alguna historia (esto último merecerá otra historia, que prometo escribir en un momento de inspiración).

Y bueno, mis familiares y yo en esas de cargar cosas y acá un genio hacelo todo (electricista, obrero, fontanero, etc.) terminaba de dar los últimos detalles al depa, aunque el depa estaba contratado desde quince días antes y mi primer batalla de sexos fue decirle que prefería que me instalara primero el closet (armario) modular que la puta luz sensible de la entrada, que necesitaba meter la cama luego de eso. Cuando por fin me hizo caso, literalmente me mandó de paseo porque no quería recibir las instrucciones de como armar mi closet y escuchar sus quejas sobre lo viejo que éste era y que habían mas modernos (a lo cual le dije, en una de tantas, que si me daba el dinero, yo con gusto iba a la ferretería a comprar uno que sí fuera de su gusto).

Terminado de armar el closet, siguió la cama, luego meter la ropa, para descubrir que seguía siendo demasiada, que mucha ya no me queda (he subido de peso más de la cuenta por la ansiedad de la casa,  ir implementado los preparativos previos de la casa y el ajetreo de estudio/trabajo), así que terminé saliendo a almorzar fuera, diciéndole a los dueños que quitaran la base de mi cama porque es incómodo eso de subirme a la cama para alcanzar cosas de closet y para resumirles, la dejaron dentro del depa, no les dio el cerebro para sacarla y yo la saqué, no sin mucho costo y aunque intenté que uno de los muchachos me ayudara a cambiarla de sitio, hoy al medio día terminé yo moviéndola nuevamente para que no le cayera lluvia.

Paralelamente trabajé en sacar ropa y zapatos de mi closet, los metí en una bolsa y se irán pronto a casa de mi madre; ya logré instalar bien la lavadora, hice una mesa a punto de unos cubos y ya, como gran logro, me pusieron el internet inalámbrico, que aunque no es la maravilla, me permite escribir esta historia.

He colgado en el depa algunos de los cuadros pequeños que si me quedaron, sin necesidad del martillo que pedí que me dejaran, pero que los señores se llevaron, también instalé mis bolsos, ordené la ropa que me dejé y para más adelante seguirá lograr que los dueños fumiguen contra el comejen (ya fumigué yo contra los insectos), que resuelvan el tema de la fuga debajo del inodoro y me instalen el closet que originalmente había en el cuarto en el baño para poner mis cosas, no hay ni una mesa, ni un lugar para las toallas, nada de nada, ni siquiera un espejo, aunque por dicha yo si tenía uno que obviamente me tocó instalar a mi.

En medio de toda esta vorágine, ayer me llama la arquitecta para decirme que renuncia porque el neandertal del ingeniero la trató muy mal en su segunda visita a la construcción y yo es que ya no sabía que decirle y hoy terminé enviándole un correo para apoyar su decisión y decirle que la lamentaba.

Mañana me tengo que reunir con el Ingeniero porque toca darle el primer pago y le tocará aprender de retahílas, porque más allá de la arquitecta, hay cosas que se tienen que hacer como ella dice, le guste o no, con o sin su presencia y las otras se tienen que hacer como yo digo, porque soy la que pago y la que viviré allí, incluso porque he sido la que he corrido con permisos, préstamo, trámites de nunca acabar y sobre todo, tiene que aprender que las mujeres también tenemos cerebro, servimos más que de adorno y si no cree en la política de equidad de género, peor para él, pero a mi no me tiembla el pulso para cambiar de constructora y recontratar a la arquitecta, porque la vida es así, no se detiene ante nada, no se detiene por mi, no se pone a preguntar si se hace justicia o no, por ende, yo tampoco tendré esa "delicadeza" de quedarme callada por temor a que me deje la construcción tirada.

Bueno por hoy es suficiente, prometo luego contarles las historias de los permisos de construcción y tramitología varia, el proceso de dejar de ser doña Bárbara para ser más humana y todos los esfuerzos que hago para no dejar de ser yo, ser fiel a mi misma, que es lo más importante en esta vida.

¡¡Hasta luego!!

Presentación



Este blog está dedicado a todas las mujeres heterosexuales que no calzamos con el rol tradicional de delicadas, débiles, indefensas, calladas y/o sumisas... que no creemos en el príncipe azul de cenicienta o blanca nieves, pero confiamos en encontrar un hombre que sea compañero, amigo, cómplice...

También está dedicado a todos esos hombres que no calzan en el papel de machos neandertales y que al igual que yo, odian que la gente les censure -a veces sutilmente, otras veces explícitamente- porque no tienen una afición extrema a los deportes, a las labores domésticas -independientemente si son para mujeres u hombres.

Más que un contenido estructurado, en este blog iré narrando mis experiencias cotidianas, todas esas que una y otra vez me hacen exclamar una y otra vez en ¡¡Cómo ser mujer y no morir en el intento!!

Empecemos de una vez y vamos a ver si no muero en el intento de ser bloguera!